Me atrae poderosamente la belleza desnuda de lo necesario.
El cuerpo del vestido, que es de corte clásico acompaña el trazado de la falda dando continuidad a cada pliegue con una costura, perfilando con detalle la figura femenina.
Me agazapo en el enmoquetado con un blog de notas y un lápiz.
Ahí entre las piezas, que un día fueron cotidianas del célebre diseñador de Alta Costura, me sorprende cierta sensación de familiaridad.
Qué bueno observar sin interpretaciones ni reloj.
Valorando con la mirada crítica profesional, pero también con la del caminante que ha compartido parte de la misma marcha.
Lo que hago muestra en lo que creo.
Creo en la armonía de los objetos y su estética atemporal.
Creo en la artesanía como valor.
Creo que moda y diseño deben de estar al servicio de las personas y no al revés.
Creo que todo se puede, prestando la suficiente atención y encontrando el cómo.
Como profesional de la moda, me siento en la responsabilidad de hacer mi aportación prescindiendo de lo conocido, lo fácil, aunque no lo más favorecedor, y abrazar la incertidumbre del a dónde me llevará la inspiración creativa esta vez.
Al más puro estilo de la Alta Costura del siglo pasado, te presento a Beatrix: una pieza refinada sin ostentación.