Me atrae poderosamente la belleza desnuda de lo necesario.
El cuerpo del vestido, que es de corte clásico acompaña el trazado de la falda dando continuidad a cada pliegue con una costura, perfilando con detalle la figura femenina.
Me agazapo en el enmoquetado con un blog de notas y un lápiz.
Ahí entre las piezas, que un día fueron cotidianas del célebre diseñador de Alta Costura, me sorprende cierta sensación de familiaridad.
Qué bueno observar sin interpretaciones ni reloj.
Valorando con la mirada crítica profesional, pero también con la del caminante que ha compartido parte de la misma marcha.
Modelar cobra sentido cuando partiendo de un ejercicio experiencial y creativo somos capaces de obtener un patrón perfecto con el que es posible reproducir de un modo profesional la creación.